Esta tarde aprovechando que la lluvia ha dado una tregua, me he acercado a la playa de Laredo y he tenido una agradable sorpresa al ver mi primer Colimbo chico (Gavia stellata) de la temporada.
Estaba en mar abierto, así que las fotos se han sacado un poco lejos.
Detalle de la cabeza, con el pico apuntando ligeramente hacia arriba.
Anida en lagos y charcas, en ciénagas, páramos y tundra.
Inverna en la costa.
Es un visitante habitual, aunque no abundante.
Algún año he visto un grupo de 4 ejemplares, alimentándose a lo largo de la orilla de la playa.
Era curioso verle sumergirse para alimentarse y levantar a su paso cantidad de pececillos que huyendo de su enemigo, saltaban fuera del agua desesperados.
Da una apariencia mucho más grácil que el Colimbo grande (Gavia immer) al elevarse ligeramente para zambullirse.
Colimbo chico (Gavia stellata)
Durante la hora que le estuve observando no paró de alimentarse, apareciendo más cerca o más lejos, aleatoriamente.
El único testigo de la sesión fotográfica fue este Charrán patinegro (Sterna sandvicensis) y tres aviones roqueros (Ptyonoprogne rupestris) que cruzaron a Santoña.
Estaba en mar abierto, así que las fotos se han sacado un poco lejos.
Detalle de la cabeza, con el pico apuntando ligeramente hacia arriba.
Anida en lagos y charcas, en ciénagas, páramos y tundra.
Inverna en la costa.
Estirándose nos muestra la zona interior de las alas, blancas.
Es un visitante habitual, aunque no abundante.
Algún año he visto un grupo de 4 ejemplares, alimentándose a lo largo de la orilla de la playa.
Era curioso verle sumergirse para alimentarse y levantar a su paso cantidad de pececillos que huyendo de su enemigo, saltaban fuera del agua desesperados.
Da una apariencia mucho más grácil que el Colimbo grande (Gavia immer) al elevarse ligeramente para zambullirse.
Colimbo chico (Gavia stellata)
Durante la hora que le estuve observando no paró de alimentarse, apareciendo más cerca o más lejos, aleatoriamente.
El único testigo de la sesión fotográfica fue este Charrán patinegro (Sterna sandvicensis) y tres aviones roqueros (Ptyonoprogne rupestris) que cruzaron a Santoña.
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